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REY LEAR - ATALAYA

Segundo montaje shakesperiano de Atalaya, tras Ricardo III; la crítica destacó que destilaba el perfume del autor y de su universo. Estamos ante un texto universal en el tiempo y en el espacio. Las pasiones y los instintos humanos no han cambiado en los últimos 4000 años. Cuentan las crónicas que el viejo Lear quiso conocer el grado de afecto de sus tres hijas para designar sucesora a quien más le quisiera. Dos se deshicieron en halagos y la menor le contestó que le quería como padre y nada más. Le pareció poco al rey, que la castigó. El tiempo y las peripecias vendrían a demostrar más tarde que era la única digna del trono que, por fin, tras una guerra con las hermanas, consiguió. Shakespeare amplía y transforma la trama, infundiéndole una visión personal. El resultado supone una experiencia extrema de dolor, locura y destrucción expresada crudamente y sin reservas.